LAS FIRMAS FALSAS DEL 2000
CASO OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN Y SU CONTEXTO HISTÓRICO
Carlos Armando Rodríguez Iglesias se presentó a las oficinas del periódico "El Comercio", de los cuales al inicio se identificó solo con su primer nombre donde también dejó un número de celular. Dicho periódico se reunió con Carlos donde él se presentó puntualmente y nervioso. Pidió insistentemente que no se le grabara y que se mantuviera en reserva su identidad.
Una vez que se le indicó que se iba a cumplir lo que pedía empezó a contar toda la historia, iniciando con la descripción del cual había sido su participación en Perú 2000, también hizo mención de cómo se había convertido en uno de los cientos de obreros que han cubierto Lima con las pintas de Perú 2000, descubrió un hecho absolutamente increíble, él había hecho otros trabajitos para Carlos Navarrete.
Contexto Histórico:
Carlos Rodríguez era un muchacho de 23 años de edad, tiene una hermana llamada Marita de 22 años, ambos de Iquitos. Carlos posteriormente se fue a vivir a Trujillo donde trabajó 2 años enviando notificaciones judiciales. Posteriormente decidió mudarse a Lima donde se reunió con su hermana Marita y Dennis de 19 años con quienes alquilaron un cuartito en la azotea de un viejo edificio en Chacra Ríos Sur.
Carlos estudió para técnico electricista, pero como la mayoría de peruanos, con siguió empleo en lo suyo, se ganaba la vida cachueleando y en el último tiempo lo contrataron como pintor de brocha gorda. En cambio,
Marita, su hermana, asistió a una academia de terramozas. Sin embargo, nunca pudo obtener su certificado porque en el examen final les preguntaban temas que no le habían enseñado. Ella y sus amigos reclamaron por esto, le dijeron que no se preocupen, porque les tomarían otro examen, pero para tener derecho a este examen tenían que pagar s/50 soles. Marita pagó y dio el examen nuevamente, pero le volvieron a hacer la misma jugada. A la tercera o cuarta vez, se cansó y desistió.
Mientras que Marita estudiaba para terramoza, hizo prácticas en una compañía de transportes, le gustó el trabajo y decidieron emplearla. Rechazó la oportunidad por el poco sueldo que le pagaban (150 soles mensuales) y ella debía de correr con sus gastos de alimentación durante los viajes fuera de Lima. Sin un certificado que le avalara. Al ver esta situación no le quedó de otra que buscar trabajos eventuales, donde hizo de anfitriona, promotora y degustadora en supermercados.
Carlos y Marita una vez más se encontraban desempleados, un familiar les informó que Navarrete necesitaba gente de mucha confianza para un trabajo de copiado de nombres. Marita, fue la primera en aceptar el trabajo. Le ofrecieron s/500 soles por copiar nombres por dos semanas. Mucho más de lo que le pagaban en su anterior trabajo. En su primer día de trabajo se enteró de lo que realmente iba a hacer. Inventar firmas para llenar listas de adherentes de Perú 2000. A pesar de que no era simpatizante de Fujimori, no podía darse el lujo de rechazar un trabajo muy bien pagado. Se dedicó a llenar las listas de adherentes, al igual que otras diez personas más. Casi todas, parientes de Navarrete. Allí conoció a sus tías, primas, cuñados y vecinas del regidor oficialista.
Los participantes de la operación siempre se preguntaban y se respondían algunas preguntas en los primeros días de trabajo mientras falsificaban las firmas en la mesa del comedor de Navarrete.
Unos días después, la señora Consuelo, madre del regidor oficialista, mencionó que necesitaba más personal, y Marita le avisó a Carlos, donde él ingreso.
Posteriormente, terminó el proceso de falsificación de firmas (el 4 de Diciembre). Carlos fue nuevamente reclutado por Navarrete para que se dedicara a hacer pintas. Esta vez, el regidor le ofrecía s/50 soles diarios, pero no cumplió. Empezó, primero, retractándose con el pago, y finalmente cambió su oferta inicial de s/50 soles por uno de s/30 soles. Carlos se quejó, pero Navarrete se molestó con él. Hasta allí llegaron sus buenas relaciones.
Luego de que Carlos contara su versión, se empezó a tratar de certificar, al inicio Carlos no quería que su nombre salga revelado, pero poco a poco fue entrando en confianza. El nivel del detalle de la información era muy alto y todos los datos se fueron verificando con una exactitud asombrosa. En los primeros días Carlos afirmaba que solo quería entregar datos para que se investigara a Navarrete porque era un abusivo y estafador.
Carlos seguía preocupado por su seguridad, buscó una mayor garantía, y se acercó a los organismos internacionales, ante los cuales hizo la misma denuncia que presentó a "El Comercio". Sintiéndose más seguro, decidió cambiar su acuerdo iniciar con dicho medio, que a partir de ese momento autorizó al diario a que una vez se sintiera a salvo, desapareciera el compromiso de confidencialidad.
Entonces se animó de preguntarle a Marita, su hermana, a que también se animara a declarar al medio escrito. Marita sabía que Carlos estaba realizando la denuncia por el periódico, pero ella decidió hablar de inmediato, convencida de que así se desenmascararía esta maniobra. Con el testimonio de ambos "El Comercio" inició una investigación que a lo largo de varias semanas fue comprobando punto por punto la veracidad de sus afirmaciones. Fue así como se llegó a descubrir el más escandaloso proceso de falsificación que haya sufrido el país.
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