CRÓNICAS

 

Perú elimina a Venezuela y pasa a cuartos de final

Eran las 8:00 de la mañana, enciendo el auto y me voy para la avenida Abancay, hombres, mujeres, niños con su camiseta de Perú, hacen sentir por un momento nuestras divisiones políticas de lado, todos parecen vestirse de la misma camiseta el día de hoy. El cielo gris, no se presta para tomar unas cervezas, pero si para compartir en familia una tarde de futbol.

Son las 3:00 de la tarde y prendo el televisor, he pedido un almuerzo para acompañar este encuentro entre mi selección Peruana y la de Venezuela, mi familia alrededor del televisor esperan emocionados que salgan los jugadores a cantar el himno nacional.

Son 4:00 de la tarde, Perú con una alineación tradicional, solo cambiando al defensa central Ramos, empieza con un 4-2-3-1, Lapadula comandando el ataque, él árbitro da el  silbato, la emoción y silencio en mi sala es única.

Minuto 30 del primer tiempo, ambos equipos atacándose mutuamente, Perú con llegadas por la banda derecha, por medio de Carrillo y Peña, complican en más de una ocasión a la defensa Venezolana. Una llegada por los delanteros de Venezuela, complican al Arquero  Gallese.

Pita el árbitro, mandando a los vestuarios a los jugadores, el juego de Perú está siendo el  mismo y parece que nos acercamos al triunfo, pero no podemos bajar la guardia Venezuela está jugándose la clasificación a la siguiente etapa.

Inicia el segundo tiempo, los dos equipos mandan el mismo equipo, todos los jugadores peruanos saltan al campo de juego, dándose aliento mutuamente, las ganas de ganar este partido siguen latentes.

Minuto 48 del segundo tiempo y Carrillo remata a la derecha y abre el marcador, la  culebra  Carrillo, aprovecha desde un saque de esquina, y pone el 1-0 a favor de Perú. Toda mi cuadra se escucha un solo sonido y  es el del GOL, nos abrazamos todos y destapamos la primera cerveza para festejar.

Minuto 83´ hace el ingreso Ormeño y Valera, por Lapadula y Cueva, que al parecer el profesor Gareca, los está guardando para el siguiente encuentro, faltando 7 minutos para que acabe el encuentro y los minutos que dé el árbitro, nuevamente Perú se mete a los cuarto de final de la Copa América 2021.

Minuto 95 y el Arbitro da culminado el partido teniendo como ganador a nuestra selección Peruana que espera su rival para los cuarto de final de la Copa América, nuestros jugadores se abrazan emocionados y como en mi casa, cada rincón debe estar celebrando este triunfo.



EL ACOSO ESCOLAR

RETAMOZO CERRON, LUZ SAINY

El bullying es una práctica en la que el acoso, la intimidación, el insulto e incluso las agresiones se producen a niños y adolescentes, pero también en los adultos. César Martínez, estudiante de periodismo de la Universidad Jaime Bausate y Meza. Es de tez medio moreno. Es alto de un metro setenta y cinco. Sus ojos son grandes, color marrón. La boca grande, de labios delgados. Cabellos corto, lacio. Tiene veinticuatro años.

César ha sido víctima de bullying cuando tenía catorce años, en su colegio Santo Domingo de Guzmán (Carabayllo). Él estaba en tercero de secundaria, no tuvo una buena niñez, ni una buena adolescencia porque sus padres se peleaban, su papá le pegaba a su mamá, incluso su padre tenía esa idea de que los hombres no lloran, también llego a pensar que César era un afeminado.

— ¿Qué te llegaban a decir en el colegio? —le pregunté

—Me molestaban por mi color de piel, por mi voz me decían cabro, marica. Me decían que yo era homosexual. Hasta incluso llegaron a decirle un grupo de chicos a la profesor que yo era gay por solo ser callado. Yo sé que mi voz no es gruesa, pero mis compañeros me decían gay, incluso me llamo la directora y la profesora preguntándome que si era, pero ¡NO SOY GAY!

Su salón le molestaba y también varios jóvenes de otras aulas, siempre actuaba en su colegio, por así decirlo era conocido entre todos, le gustaba bailar e incluso para el día de la madre bailo Billie Jean de Michael Jackson, pero aun así le molestaban nadie creía que él era capaz de actuar en público, por solo ser callado, pero lo que más le dolió es que llegaran a pensar que era homosexual cuando él está en contra de eso.

Cesar se llegó a tirar la pera, se escapó de su salón en Junio del 2010, porque muchos le molestaban, pero cuando estaba deambulando en las calles del parque, un guachimán le encontró e intenta llevarle al colegio de regreso. Cuando le estaba llevando, él estaba pensando de como intentar escapar del guachimán,  pero lo logró.

—Al guachimán le dije: “Mire señor disculpe voy a miccionar”, y  me espero, pero yo hay aproveche corrí corrí... hasta llegar a mi casa, el guachimán no me pudo alcanzar, pero si fue al colegio y le dijo al instructor que me había escapado. En ese momento es donde mis padres se llegan a enterar y yo les conté por qué y que tal personas me molestaban. Estuve en una  sección de psicología, pero fue un fracaso, porqué la doctora en vez de escucharme, me atacaba no sentía empatía siempre pretendía tener la razón —Me dijo.

Le dejaron de molestar a Cesar, pero solo por un tiempo. El solo espero acabar su tercero de secundaria en el colegio Santo Domingo de Guzmán, para insistir y convencer a su madre, para que le cambiara a otro colegio. Y le llego a cambiar en donde termino su cuarto y quinto de secundaria en el colegio Genes (Comas). El no hizo su promoción, decía “para que promoción si yo no soy importante”.

— ¿Alguna vez pensaste en quitarte la vida?

—Sí, si quise matarme por el bullying que tanto me hacían me quería suicidarme, también al ver que había muchos problemas en mi casa entre mis padres quise suicidarme. Tiempo después yo postule para la Universidad San Marcos lo intente como tres veces y no ingrese, me afecto demasiado todo esto y  caí en profunda depresión.

Él estuvo en terapias psicológicas luego de caer en depresión, pero el doctor Mauricio Cansa Peralta, le ayudo bastante y el aprendió  muchas cosas que no le enseñaron en el colegio, el doctor también hablo con sus padres pese a que sus padres son separados la comunicación no se pierde entre ambos. Cesar logro postular a la universidad Jaime Bausate y Meza en 2016, en donde está estudiando ahora.

Él tuvo obstáculos en un principio, pero lo supo solucionar, le da gracias a un profesor de oratoria, porque le enseño el arte de hablar en público, perdió el miedo, le enseño el liderazgo y la actuación, para él es el mejor profesor que ha tenido. Le da gracias a Dios por que ahora él es feliz, perdono a su familia ya que guardo mucho rencor.

—Me hizo bien estudiar periodismo, para demostrarles que yo sí puedo cambiar que yo no soy un conformista, como me han dicho en la escuela que yo iba hacer un fracasado, pero se equivocaron. Ahora ya soy casi hacer un periodista, estoy en octavo ciclo, hablo en público y sigo para adelante “todo lo puedo en cristo que lo fortalece”.








LO PEOR QUE LE PUEDE PASAR A UNA MUJER

Jefferson Suclupe Barraza

No lo sabe nadie, ni mucho menos lo sabrán. Solo él. Y si el maldito lee esto, que sepa que no le tengo miedo. Que no me va a joder la vida. Ha perdido doce kilos que no le sobraban. Sigue con su novio, una persona maravillosa, pese a que siente que “los hombres son lo puto peor” y ahora las relaciones sexuales con su amor le duelen. Ha odiado a sus amigas. “¿Cómo no se dieron cuenta?”. Pero, sobre todo, se ha odiado y culpado a ella. “¿Por qué salí? ¿Por qué bebí? ¿Por qué hablé con él?”.

Un odio y una culpa que está aprendiendo a gestionar con la ayuda de las psicólogas. Aunque durante mucho tiempo creyó “que no me habían violado”, ahora tiene claro que “fui víctima de una agresión sexual”. Una víctima menor de edad. Ahora comparte su duro testimonio en primera persona, para que no les pase a otras. El Ayuntamiento de Gijón -al igual que han hecho muchos otros como el de Málaga- ha puesto en marcha un protocolo contra las agresiones sexistas con una guía de consejos útiles en la que insisten en que “no es no”. Todo para frenar un volumen de violencia que los expertos consideran “menor al real”.

“Si a un adulto le cuesta denunciar, a un menor mucho más”, advierten. Como a la protagonista de este caso, publicado por El Comercio. La adolescente no solo no ha presentado denuncia, ni lo haré, sino que tampoco le ha contado a nadie. Llegó al centro de atención a las víctimas de esta lacra por Facebook. Su terapia me está ayudando mucho. Ya me han bajado la medicación. Espero superarlo, pero, sobre todo, quiero olvidarlo de una maldita vez. Quiere olvidar lo que pasó aquella noche de verano del año pasado en la que salió “convencida” por sus amigas. Lo hizo con intención de regresar pronto, porque al día siguiente me iba de vacaciones.

Influyó en su decisión que entre los estudios y mi novio me estaba quedando descolgada de mis amigas. Y con ellas salió. Y cenó. Y fue a la zona de copas. Y bebí. Me lo estaba pasando muy bien, pero me dio el punto responsable y decidí que ya era tarde y me iba. Pero las amigas insistieron. “No cortes el rollo”, me decían. “Vamos a otro pub, que seguro que está allí tu novio”. Y acepté. Al llegar ya vi que mi novio no estaba. De hecho, había poca gente ya y bastante desfasada. 

Sus amigas entablaron contacto con un grupo de chicos. Todos jóvenes, pero, a diferencia de ellas, mayores de edad. Uno se puso a hablar conmigo. Al principio, estaba bien, pero pronto empecé a agobiarme. Se puso baboso. Yo estaba muy borracha. Hacía mucho calor, estaba mareada. Sentí ganas de vomitar y me fui al baño. Todo pasó muy deprisa. Pero no llegó. Al menos, al de chicas. Sentí que me agarraban fuerte del brazo, me volteé y me besó. Todo pasó muy deprisa. De repente, estaba encerrada en el baño de chicos. Empecé a pegarle e intentar salir, pero no podía, estaba muy borracha.

Entonces, me agarró por el pelo muy fuerte. Me quedé paralizada. Me metió el pene en la boca y me hizo chupársela. Sentía arcadas. Cuando acabó, le vomité encima. Me miró con cara de asco, me llamo cerda porque le manché sus deportivas y se fue. Tras la violación, salí corriendo al baño de chicas. Solo quería lavarme, pero caí y en el suelo mojado y cubierta de vómito me encontraron mis amigas. Sin saber qué había ocurrido, me metieron en un taxi. Todavía no sé cómo pude llegar a casa, ducharme y no despertar a nadie. No lo sé.

Lo que sí sabe es que intentó convencerse de que no había sido tan grave. 'No me violó, solo me obligó a chupársela', me decía, al identificar violación con agresión vaginal. Y no. El Código Penal dice que lo suyo también fue violación. Yo solo quería seguir con mi vida. Pero la vida se empeñó en no querer seguir igual. Empecé a caer en un pozo, adelgacé doce kilos, a tener pesadillas, a no querer salir y, aunque sigo con mi novio, al que amo, a veces me hace daño cuando tenemos relaciones. Siento que los hombres son lo puto peor.

No lo dice solo por su agresor. Lo dice porque estaba convencida de que un chico vio cómo me metía en el baño. Y muchos entraron a mear mientras estábamos dentro. No puedo creer que nadie me oyera gritar y lo evitara. Una rabia que también extiende a sus amigas. ¿Por qué ninguna me fue a buscar al baño? En la terapia está aprendiendo a superar su dolor, su rabia y su miedo. A que no se tiene que culpar.  ¿Me merezco esto por no ser buena persona y salir a beber con mis amigas en lugar de estar con mi novio maravilloso? Y aprende, también, a no tener miedo. No voy a denunciar, pero, insisto, si lee esto, que lo sepa: no le tengo miedo. No me va a hundir la vida, concluye.




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